18.12.09

Hipocresía

- Tendrías que fumar… Sirve para olvidarse de los problemas -le dijo moviendo la cabeza y simulando estar más drogada de lo que realmente estaba.

- Sos más imbécil de lo que creía -pensó-. No, gracias -le dijo.

9.12.09

Luz y Sombra

Se recostó a su lado y empezó a pensar si todo eso estaba bien, si era correcto, si en verdad sus conclusiones eran atinadas.

En ese momento ella, despierta o dormida, intencionalmente o como mero efecto de un sueño, giro sobre su lado derecho dándole la espalda. Su pelo cayó, deslizándose a lo ancho de aquél frágil cuerpo y descubriendo un cuello que parecía, por momentos, hecho de plata y, por momentos, tallado en madera.

Sobre la ventana de aquél tercer piso, se ubicaba un farol que casi nunca los dejaba descansar. Ese farol, esa noche, le permitía entrever el níveo cuerpo de quien habría sido para él, a lo largo de aquellos años, más que él mismo. Fue entonces cuando sintió, que en verdad se lamentaba por tener que estrangularla.

2.12.09

Sexo

Siempre me ha resultado curiosa la unión de los cuerpos al compás del amor. Me resulta curioso como algo tan superficial, algo que se encuentra a ‘flor de piel’ puede generar un halo de misterio tan denso entre los amantes y el resto del mundo.

Hoy, sin embargo, me he dado cuenta que este secreto que el amor encierra es, en realidad, el secreto que uno guarda consigo mismo y que en aquél momento entendemos como un desconocimiento del otro. Porque todo y nada separan a un amante del otro, y todo y nada separan a los amantes del mundo. Lo único que existe entre medio de estos cuerpos y estos espacios, en definitiva imaginarios, es el espacio que existe entre uno y uno mismo y, por lo tanto, entre uno y el mundo.

Creo que el amor, como acto y como sentimiento, no es más que un problema que la hermenéutica intenta resolver. Espero que nunca lo logre.

30.11.09

Rain Dogs (1985)

Este disco es, para NY, el lado de la moneda que no tenía que salir. El día que Island Records lo sacó a la venta, Frank Sinatra se revolcaba en su tumba y no paraba de cantar “It’s up to you / New York, New York”. Que viejo trolo.

La voz de Tom Waits expresa, a través de sus letras, la miseria en las calles de la ya entonces ciudad global con un sonido tan nefastamente ecléctico que su futuro no podía ser otro… que lo roben desde Emir Kusturica hasta León Gieco, famoso por robarle también a Bob Dylan (nada personal León, sé que lees este blog).

Entre una canción y otra hay un abismo conceptual, pero la voz del cantante, autor, productor e instrumentista del disco (entre otros grandes invitados), deja su sello inconfundible a lo largo del mismo. Son 19 temas que parecen 19 CD’s completos.

Diría la ‘Chiqui’ Legrand: “Precioso, me recuerda a los días del Club del Clan con mi querido Palito, le mandamos un saludo…”, tan impertinente e inculta como siempre.

Dejo el link para bajar el CD (si descubro como se hace), porque me sentiría muy garca si dijese que es un disco impresionante, sin dejarlo al alcance de sus, seguramente grasosas, manos. Malditos copiadores ilegales de CD’s, los odio.

2.10.09

1er Claroscuro

La verdad, no recuerdo exactamente como fue.

Ellos llevaban un rato juntos, no demasiado; uno de esos ratos a los que uno a la hora de nombrarlos dice: "estaban hace un rato". Si estaban bien o mal, fue relativo para todos, incluso para ellos. Todos sabemos que esto pasa, sería ridículo ordenar la casa en medio de un tornado.

El punto es que se juntaron, creo que en un bar, eso es lo que no recuerdo. Y allí, decidieron separarse y seguir sus vidas.

13.9.09

Lenguaje corporal


Él nunca entendía lo que ella decía cuando hablaba. Creo que era por el movimiento casi hipnótico de sus labios que distraían al más atento de los tontos.

Lo cierto es que ella, representa la gran excepción para todos aquellos que sostienen (sostenían, hasta conocerla) que el lenguaje corporal es un lenguaje menor debido a su ambigüedad. Significativo sin duda, pero que deja ese pequeño y gigantesco espacio a la mala interpretación, al “te equivocaste”, al desconocimiento certero de los sentidos que el otro da a cada uno de sus kinemas entrelazados en una unidad disgregada y presque-caótica.

En más de una ocasión un temblor en sus manos, un gesto descoordinado (ya no hablemos de algún tic nervioso), le daban a él la pauta para saber si un “sí” era un “sí” o un “mejor… no”. Frases más complejas no pueden siquiera ejemplificarse, porque directamente no las escuchaba. “Entonces yo, ¿qué tengo que entender?”, me preguntaba como quien le pregunta a un tarotista.

Empiezo a pensar que me pasa (nos pasa) lo mismo. Pero con todos.

De todas formas, lo importante es que él nunca entendía lo que ella decía cuando hablaba, y creo que era por el movimiento casi hipnótico de sus labios.

4.9.09

No debo imitar a Bruno...

¡VAMOS!. Con esta entrada doy por inaugurado el blog. La frialdad e indiferencia casi burocrática no son para mí. Tampoco lo es la tendencia de todo "escritor de internet" o "ciberescritor" a hablar permanentemente en quinta persona (o segunda del plural), esto es, por ejemplo, "vosotros sois pederastas". Pero la vida ultimamente esta empeñada en hacerme elegir siempre, entre 2 opciones. Sin grises, Michael antes o Michael después. Yo, sin embargo, me las arreglo para estar en forma casi permanente en la cuerda floja, posición incómoda si las hay, de modo tal que a veces me inclino a un lado, y a veces al otro, nunca logrando nada en ninguno de ellos.

El principal motivo por el cual no quiero caer en el "narcisismo de la quinta persona" (considero esa forma de escritura un tanto narcisista al presuponerse por ella que existen lectores dispuestos a leer aquello que uno -a forma de catarsis la mayoría de las veces- esta dispuesto a escribir, hecho que me urge la pregunta: "¿por qué pensar que alguien estaría dispuesto a leer los procesos que atraviesan las inquietudes, dudas y pensamientos banales propios en clave artística?") es que lo considero, precisamente, narcisista.

Lamentable.

En fin, hoy elijo esta otra forma de escritura ya que si bien no me resulta muy propia, tengo que morigerar un poco la implementada en entradas anteriores (leasé, la burocrática e indiferente) que también implica una marcada toma de posición, casi antitética a la anterior. Esta es la de a quién no le importa lo que sus lectores (iac) piensen, ni quienes sean, ni entablar un vínculo con ellos, porque a fin de cuentas no son más que pequeñas personitas tristes que ante la falta de sinapsis propia debe recurrir a la de terceros para calmar sus momentos de agonía espiritual, registrando la web hasta dar con alguien que quizás sienta lo mismo que ellos.

Lamentable.

Además, ¿a quién engaña esa postura? Puedo decir con certeza que nadie es tan 'malo', tan 'duro' como para que no le importe quien lo lee, y que piensen esas personas que lo leen sobre aquello que uno escribe. Ergo, es una posición hipócrita. Comprensible, pero hipócrita.

Consecuente con MI postura, me muevo cual péndulo entre estilos -o máscaras- intentando lograr aquello que los dos estilos previamente enunciados intentan lograr (dando por sentado que esto depende del escritor y no del lector, como de hecho ocurre) que es ocultar la verdadera naturaleza de quien se encuentra de este lado del teclado.

27.8.09

Hogaño


Una vez lo conocí. Yo era chico, muy chico. Ni siquiera vi su cara, pero no me caben dudas, fue por su culpa que sufrí ese gran trauma, porque la biología y el cuerpo nada saben de categorías inventadas, de ‘acuerdos’ entre hombres. Solo los entendemos cuando nos chocamos con ellos.

Todos nos cruzamos con él en esa ocasión para que después, desaparezca. Sigo volcando esfuerzos en una búsqueda a la que ya todos renunciaron (¡y que solo me siento!) esperanzado en que, cuando lo encuentre todo vuelva a la normalidad, que ya no hayan cicatrices.

A veces, cuando me encuentro corriendo atrás suyo me doy cuenta de la verdad. Esta es que él es aún más efímero que la palabra que lo nombra porque esa, al menos, puedo escribirla… y que perdure.

Pero el ahora…

2.8.09

Ni es cielo...

Una noche se acostó en el pasto a mirar las estrellas. Aquella inmensidad era casi tétrica para él, como lo es para todos nosotros. Repentinamente vio como uno de aquellos lejanos astros se apagaba y supo que, en realidad, esto había ocurrido con certeza antes que él mismo naciera. Este fenómeno, recién aquella noche se exponía a su vista.

Cuando finalmente se levantó y mientras se dirigía al interior de su casa, vio como el resto de ellas también comenzaban a apagarse. Primero, una por una… luego, de a cientas.

Los científicos discutieron este suceso varios días (en realidad varios años, pero lo que importa es el tiempo que tardó nuestro héroe en descubrirlo) cuando se dio cuenta que, en realidad, todas ellas habían dejado de emitir su luz hacia nuestro cielo hace algunos millones de años y que incluso, ¿quien puede tener la certeza?, quizás estábamos solos en este universo desde el mismo momento en que aparecimos en él.