Siempre me ha resultado curiosa la unión de los cuerpos al compás del amor. Me resulta curioso como algo tan superficial, algo que se encuentra a ‘flor de piel’ puede generar un halo de misterio tan denso entre los amantes y el resto del mundo.
Hoy, sin embargo, me he dado cuenta que este secreto que el amor encierra es, en realidad, el secreto que uno guarda consigo mismo y que en aquél momento entendemos como un desconocimiento del otro. Porque todo y nada separan a un amante del otro, y todo y nada separan a los amantes del mundo. Lo único que existe entre medio de estos cuerpos y estos espacios, en definitiva imaginarios, es el espacio que existe entre uno y uno mismo y, por lo tanto, entre uno y el mundo.
Creo que el amor, como acto y como sentimiento, no es más que un problema que la hermenéutica intenta resolver. Espero que nunca lo logre.