7.11.10

Placard (Secretos)

Tiró las sábanas al piso y pensó: - Otra vez no.

No había nada más para pensar, le había dado muchas vueltas al asunto y nunca llegaban a nada, así que la dejó tirada en la cama y se dirigió al cuarto contiguo. Abrió la puerta del placard y vió a una vieja ex novia.

- ¿Qué querés?
- Saber como estás, no te noto bien últimamente.
- Vos ni siquiera estas muerta y no nos vemos hace años, esto es innecesario.

Cerró la puerta, se puso en modo automático y volvió a la cama. No paró de escuchar los golpes en el placard pero los dejó seguir como a un despertador sonando a las 6 de la mañana. Además nunca sabía quien podía estar ahí adentro y ciertas personas, sin duda, tenían la capacidad de arruinarle la noche.

Ya habían transcurrido 8 meses desde la primera vez y cada vez que llevaba una mujer a su casa se repetía la historia. En aquél entonces se había aterrado, tanto que esa chica cuyo nombre no recuerda salió corriendo de la casa, casi desnuda, mientras se acomodaba los zapatos al borde del llanto.

Quizás lo peor de esa oportunidad no fue que tenía a alguien parado y juzgándolo desde su placard. No, lejos de eso, lo peor era ver quién lo estaba juzgando, porque entre todos sus conocidos, su padre era la única persona que no tenía lugar en su placard, en su casa o en su vida. Luego de esa oportunidad, desfilaron por ese recoveco su madre, sus tíos, su hermano, todas sus ex, un amigo a quien ya no veía y la lista puede seguir. Todos pasaron por ahí una y otra vez a pesar de que él nunca respondía sus preguntas, todos excepto su padre.

Con el tiempo, las mujeres dejaron de correr, el dejo de asustarse e incluso de escucharlo, y manejaba la situación como si no fuera más que un descanso en pleno acto sexual.

Supongo que, en definitiva, esto era lo esperable. Todos aprendemos a vivir con nuestros secretos.