26.12.10

Navidad

Se bajó del auto y dio media vuelta para verlo. Él la miró con aire triunfal y le dedico un: - ¡Feliz navidad! -. Nada iba a borrar la sonrisa estúpida de su cara repugnante. Por fin había logrado su objetivo y ella no entendía porque, después de tanta resistencia, se lo había dejado tan fácil.

Entró a su casa y se dirigió directo al baño. Se lavo los dientes con los ojos al borde de la explosión. Antes de salir se tiró sobre la alfombra y pensó que lo más triste era que ni siquiera le había dado asco, que encima lo había disfrutado. Lo que sí le repugnaba era ella misma, era ese gusto que tenía por las manos y los labios que cualquier otra mujer hubiese considerado lascivos y un tanto perversos.

Él inundaba su boca con su nombre, pero eso no lo sacaba de su letargo. Mientras ella lloraba tirada en el piso del baño, el salía del suyo, listo para ir a dormir y sintiéndose menos… No sabía porque la misma pregunta lo atormentaba hace meses y si hubiese sabido lo que pasaba esa noche, mientras el brindaba con sus amigos y tomaba una que otra copa, la respuesta lógica hubiese sido “Nada”. Probablemente si lo hubiese sabido, hubiese dejado de esforzarse.

Antes de llegar a su cuarto se detuvo frente al espejo del pasillo, dio media vuelta para verse y se dedicó un: - Feliz Navidad -. Si hubiese sabido que ese acto (o ese tipo de actos) era el que lo convertía en menos, probablemente no lo hubiese hecho. Pero era tarde, tendría que haber dejado de hacerlo en Junio.

7.11.10

Placard (Secretos)

Tiró las sábanas al piso y pensó: - Otra vez no.

No había nada más para pensar, le había dado muchas vueltas al asunto y nunca llegaban a nada, así que la dejó tirada en la cama y se dirigió al cuarto contiguo. Abrió la puerta del placard y vió a una vieja ex novia.

- ¿Qué querés?
- Saber como estás, no te noto bien últimamente.
- Vos ni siquiera estas muerta y no nos vemos hace años, esto es innecesario.

Cerró la puerta, se puso en modo automático y volvió a la cama. No paró de escuchar los golpes en el placard pero los dejó seguir como a un despertador sonando a las 6 de la mañana. Además nunca sabía quien podía estar ahí adentro y ciertas personas, sin duda, tenían la capacidad de arruinarle la noche.

Ya habían transcurrido 8 meses desde la primera vez y cada vez que llevaba una mujer a su casa se repetía la historia. En aquél entonces se había aterrado, tanto que esa chica cuyo nombre no recuerda salió corriendo de la casa, casi desnuda, mientras se acomodaba los zapatos al borde del llanto.

Quizás lo peor de esa oportunidad no fue que tenía a alguien parado y juzgándolo desde su placard. No, lejos de eso, lo peor era ver quién lo estaba juzgando, porque entre todos sus conocidos, su padre era la única persona que no tenía lugar en su placard, en su casa o en su vida. Luego de esa oportunidad, desfilaron por ese recoveco su madre, sus tíos, su hermano, todas sus ex, un amigo a quien ya no veía y la lista puede seguir. Todos pasaron por ahí una y otra vez a pesar de que él nunca respondía sus preguntas, todos excepto su padre.

Con el tiempo, las mujeres dejaron de correr, el dejo de asustarse e incluso de escucharlo, y manejaba la situación como si no fuera más que un descanso en pleno acto sexual.

Supongo que, en definitiva, esto era lo esperable. Todos aprendemos a vivir con nuestros secretos.

6.8.10

Takk... (2005)

Al principio un disco que parece inabarcable, Takk… es, sin lugar a dudas una obra maestra de un tipo muy particular de post-rock, con toques de sinfónico y quien sabe, algo de experimental... es decir, un digno representante del post-rock.

El sonido de Sigur Rós es sentimental en cuantas formas pueda emplearse el término. La combinación entre fuerza y melancolía en la sinfonía del disco lo hace digno de escucharse antes del suicidio, cuando se quiere mandar todo a la mierda o incluso en momentos de una particular euforia. Si temas como ‘Gong’ no te mueven un pelo, entonces llama a una ambulancia porque probablemente la sangre no te corra por las venas.

Si bien esta de re-moda que en lo blogs se suban los últimos lanzamientos de los segundos sellos de grandes disqueras porque siempre hay que estar exhibiendo lo avant-garde que uno es, honestamente, yo prefiero subir cosas que me gustan y que se que nunca me voy a arrepentir de haber dicho que así es/fue. Por eso, ya tuve el tupé de subir un clásico de Tom Waits y ahora les subo lo que, al menos para mí, también debería considerarse infaltable en la discoteca de cualquier buen (y no tan buen) melómano.

Algunos dirán: “Pero Nacho, ¡vos también sos re-avant-garde! ¡Subís música Islandesa!”. Si, es cierto, lo soy… pero además lo soy en formas re-originales, así que no me metan en la misma bolsa, ¿ok?.

En fin, bajen el disco y disfruten si pueden (si hacen clic en 'bajen el disco' van a encontrar el link para hacerlo).

12.7.10

Derechos

La rectitud política acosa al espectro ideológico y enaltece a la hipocresía práctica (no tanto la intelectual) convirtiendo a esta en el límite autoimpuesto al accionar de la izquierda. Ésta, atrapada entre significantes vacíos y simples eslóganes (que en tanto tales se encuentran atados a la coyuntura y no a la construcción), lleva adelante la misma acción que Baudrillard había señalado y criticado allá por los años ’70: “Puesto entre la espada y la pared, el partido no tiene más elección que quedarse a un paso de la línea del poder, donde puede aparecer como poseyendo vocación de triunfar, y salvar así su imagen, sin verse obligado a saltar por encima de su sombra (…).”

Desde una posición confortable (la de la naturalización de los derechos - y, digno de todo necio, principalmente de aquellos que fueron fundamentales en la construcción de la sociedad burguesa: libertad, igualdad y fraternidad), hoy un amplio sector de la izquierda se reúne bajo un mismo lema para llevar adelante una burda deconstrucción de la institución marital. Atrapada y ante la necesidad de posicionarse como defensora del sentido común políticamente correcto debe postergar la realización de las minorías o, en términos más hegelianos, la realización de su autoconciencia, para llevar a cabo aquello que tan bien sabe hacer en su práctica cotidiana: el autosabotaje.

Yo, desde otra posición confortable (la de la silla de mi escritorio), critico el sometimiento grupal a la coyuntura, la subyugación individual al lema esgrimido con plena conciencia, y en un acto de apoyo a la marcha del miércoles en favor del matrimonio y adopción de parejas gays, no obstante, propongo acudir a la misma a reivindicar un derecho no a la igualdad, sino a la diferencia, ya que sólo desde allí puede sostenerse en forma coherente cualquier construcción que pretenda ser auténticamente contrahegemónica.

1.7.10

Fiesta

- Mejor de lo que esperaba - pensó acercando el vaso a su boca y observando a la muchedumbre por encima del mismo. Hasta ese momento aquella fiesta en conmemoración de quien-sabe-que-pero-a-él-que-le-importaba era, al menos, entretenida, mejor que andar en pantuflas por su casa esperando un milagro o un amigo que se acordara. Y si hasta ese momento era entretenida, notar su presencia allí la había vuelto, sin duda, interesante. Entonces decidió acercarse:

- Que situación incómoda - dijo asomándose por su espalda y apoyándose despacio en su hombro, quizás porque quería tocarla, quizás porque había tomado demasiado. - No se porqué lo decís - atinó a expresar con el relajo típico de la evasión femenina falta de interés.

Fue así como comenzó. Ella sabía que una respuesta tan estúpida como esa alcanzaba para llevarlo a pensar las estupideces más grandes porque él era, en definitiva, un estúpido. Los dos habían ido solos, y pensaban que era por elección propia. La verdad es que no recordaba si realmente tenía a alguien con quien ir, pero tenía la certeza de que ella sí, razón suficiente para no hacer alusión al tema.

- Nunca te llevaste el vinilo de Gainsbourg, todavía lo tengo… Cuando quieras pasa y te lo devuelvo - la charla se mantuvo durante tres horas. Siempre desviando la conversación hacia temas que a las claras la incomodaban, nunca la presionaba lo suficiente. Daba un paso atrás cuando estaba por acorralarla, lo cual ella siempre había interpretado como cobardía, él afirmaba que era por cariño.

- No se que voy a hacer ahora. Tengo que buscar algo, porque sino no pago las cuentas… Ya veré.

- ¿Tu novio no te invitó a vivir con él?, aunque sea hasta que te arregles, digo - era la oportunidad perfecta para saber que había pasado.

- No, eso es más complicado… -. Si repreguntaba se iba a dar cuenta que quería saber más sobre el tema, así que se precipitó de nuevo sobre tópicos incómodos: - Tengo un cuarto libre, si lo querés es tuyo…

Esta vez no pensaba dar un paso atrás, pero a los indecisos y cobardes suele pasarles que, además de ser como son, tienen mala suerte. Al discjockey le pareció una buena idea pasar música más alegre y ‘bailable’ y evadiendo de nuevo el tema lo arrastró a la pista con la esperanza de que se retracte como siempre había hecho y se aferre a la barra con un gin tonic en la mano, mientras ella dejaba pasar el tiempo suficiente para que se olvide de su propuesta o desista de reiterarla. Pero esta vez no podía darle el gusto. Bailaron hasta que la música se apagó.

Salieron al mismo tiempo que el sol, la ayudo con la cartera mientras se ponía el saco e intentó preguntar nuevamente: - ¿Entonces querés…?.

- Vení, vamos. Hace frío.

A pesar de eso, volvieron caminando. Los besos empezaron en la escalera y por un momento ambos pensaron que no iban a parar nunca. Se despertó a las tres de la tarde cuando ella cerró la puerta de entrada, salió de la cama de un salto para ir a buscarla pero ya no estaba.

Cuando se acostó nuevamente, miró el reloj y pensó: - Las 7… todavía me queda una hora.

.

.

Para compensar el tiempo que pasó desde la última publicacion, les dejo un video de yapa:

28.2.10

Nombres propios

“A pesar de todo, el mundo sigue girando”, pensaba nuevamente el Sr. Armiñan, en tanto uno puede preguntarse si era nuevamente o nunca había dejado de pensarlo desde la muerte de su esposa, Fátima.

Exiliado de su propio cuerpo, caminaba por Buenos Aires sintiendo ser el loco de Piazzola, mientras el viento agitaba su sobretodo en aquella esquina de 9 de Julio y Lavalle. Ese lugar encerraba recuerdos que nada tenían que ver con ella, pero que tenían relación directa con todo, absolutamente todo lo demás.

Tomo una bocanada de aire, subió a su auto y aceleró rumbo al sur. Al día siguiente, Clarín y La Nación lo anunciaban: Armiñan se había estrellado, adrede se estimaba, contra un bandoneón justo antes de llegar a Avellaneda.


9.2.10

¡No se deje engañar!

Si alguien habla como idiota, se mueve como idiota y piensa como idiota, no lo dude... es un idiota.