12.7.10

Derechos

La rectitud política acosa al espectro ideológico y enaltece a la hipocresía práctica (no tanto la intelectual) convirtiendo a esta en el límite autoimpuesto al accionar de la izquierda. Ésta, atrapada entre significantes vacíos y simples eslóganes (que en tanto tales se encuentran atados a la coyuntura y no a la construcción), lleva adelante la misma acción que Baudrillard había señalado y criticado allá por los años ’70: “Puesto entre la espada y la pared, el partido no tiene más elección que quedarse a un paso de la línea del poder, donde puede aparecer como poseyendo vocación de triunfar, y salvar así su imagen, sin verse obligado a saltar por encima de su sombra (…).”

Desde una posición confortable (la de la naturalización de los derechos - y, digno de todo necio, principalmente de aquellos que fueron fundamentales en la construcción de la sociedad burguesa: libertad, igualdad y fraternidad), hoy un amplio sector de la izquierda se reúne bajo un mismo lema para llevar adelante una burda deconstrucción de la institución marital. Atrapada y ante la necesidad de posicionarse como defensora del sentido común políticamente correcto debe postergar la realización de las minorías o, en términos más hegelianos, la realización de su autoconciencia, para llevar a cabo aquello que tan bien sabe hacer en su práctica cotidiana: el autosabotaje.

Yo, desde otra posición confortable (la de la silla de mi escritorio), critico el sometimiento grupal a la coyuntura, la subyugación individual al lema esgrimido con plena conciencia, y en un acto de apoyo a la marcha del miércoles en favor del matrimonio y adopción de parejas gays, no obstante, propongo acudir a la misma a reivindicar un derecho no a la igualdad, sino a la diferencia, ya que sólo desde allí puede sostenerse en forma coherente cualquier construcción que pretenda ser auténticamente contrahegemónica.

10 comentarios:

  1. En concordancia con lo expuesto anteriormente por el Licenciado, me tomare el atrevimiento de esbozar un sustento legal y normativo al tema expuesto que, muy acertadamente, fue abordado desde un punto de vista Sociológico y que claramente tiene tanta relevancia para nuestra sociedad (sobre todo en este momento en donde las mentes ingenuas tienen que descargar sus frustraciones por el acaecimiento del espectáculo circense moderno denominado “mundial de futbol”).

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  2. A pesar de lo expuesto anteriormente, la igualdad no es el único medio que se debe utilizar para llegar al fin deseado (de hecho si únicamente se utiliza esa arma lo único que se lograra es llegar a una discusión totalmente estéril). La igualdad también debe ser acompañada de la discriminación (entendiendo a este término como “dar un un trato diferente a una persona o grupo de personas”). Desde la teoría de grandes constitucionalistas como el Dr. Ekmekdjian y Bidart Campos se distinguen dos tipos de discriminación: la discriminación razonable y la discriminación arbitraria. Por discriminación razonable se entiende a todo trato no igualitario basado en un criterio razonable dadas las condiciones intelectuales, físicas, de idoneidad, etc. En cuanto a la discriminación arbitraria la entendemos como todo trato no igualitario realizado con fines persecutorios, hostiles y que carecen de todo sentido común y razonabilidad. Por eso entiendo que se debe aplicar una discriminación razonable tendiente a poner a todos los individuos en un pie de igualdad para que puedan lograr el pleno goce y ejercicio de sus derechos.

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  3. Ciertamente se debe realizar tanto una reivindicación de la igualdad como así también de la discriminación. Igualdad en el sentido de que nuestra carta magna consagra, en sus artículos 14 y 16, que todos los hombres son iguales ante la ley sin distinción de género, raza, títulos de nobleza o prerrogativas de sangre. Si bien esta afirmación que nos entrega nuestra Constitución Nacional nos hace parecer una Nación ideal al mejor estilo “Utopía”, es necesario (además de ser un buen ejercicio para la conciencia) hacer un poco de memoria y remontarnos a los años 70 en donde los principios de igualdad fueron bastardeados y vapuleados desde las propias entrañas del Estado Nacional. Debemos aprovechar esta nueva oportunidad e impulso que nos da la democracia para poder lograr esa libertad e igualdad que a lo largo de la historia nos ha sido negada tantas veces.

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  4. Entre tantas cosas negativas que nos dejo la reforma constitucional de 1994, una de las pocas cosas rescatables es el art. 75 inc. 23 en donde se consagra el principio de la “discriminación inversa”. Este principio exhorta al Congreso a adoptar todo tipo de medidas que garanticen la real igualdad de oportunidades y de trato para todos los habitantes de nuestra Nación. Por otro lado, tampoco debemos olvidar todos los tratados internacionales firmados y ratificados por nuestro país que fueron incorporados al bloque de constitucionalidad por medio del art. 75 inc. 22 que se refieren al tema en cuestión (a saber: El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos –arts. 2, 3, 4, 8, 14, 20, 24, 26 y 27-; El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales –arts. 2, 3 y 7-)

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  5. Mi mayor deseo es que estas palabras de un simple proyecto de abogado lleguen a un terreno fértil y que todos aquellos que desconocían los argumentos hasta aquí expuestos los puedan adoptar o criticar pero siempre buscando la construcción de un Estado que provea la igualdad jurídica que todos anhelamos.

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  6. Si bien gran parte de la legislación mencionada, la cual espero que aborden, conozcan y tengan una visión crítica de las mismas, no habla expresamente del matrimonio gay o de la adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo siempre se debe ir al espíritu de la ley y no solamente quedarse en las letras y palabras plasmadas en los textos. Siempre se debe ir un poco mas allá de las letras y llegar a las verdaderas intenciones del legislador o del constituyente para poder darle mayor amplitud al ejercicio de los derechos de los seres humanos, para promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombre del mundo que quieran habitar en el suelo argentino.

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  7. Pedir el matrimonio es solamente pedir la reproducción del esteriotipo del modelo Burgues.
    Igualmente creo que segun los parametros sobre los cuales se estan discutiendo es igual de valida la participación de aquellos que estan a favor como de aquellos que estan enontra.

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  8. En pleno (y sumamente extraño en mí) ataque de militancia, me he encontrado con un planteo para justificar la no reforma del Código Civil muy interesante.

    Empiezo de nuevo, mejor.
    Los naranjitas (los nombramos así porque los hottonianos usaron ese color para pedir familia sólo con mamá y papá) hicieron una (in)evolución en su argumentación.
    Empezaron con el tema del daño mental a los hijos de padres homosexuales. Cómo van a adoptar, van a salir hijos trolos. Cuando les dijimos que ya hay miles de niños adoptados por homosexuales (padres solteros legalmente) y que no sólo los nenes son heterosexuales, sino que los homosexuales somos hijos de heterosexuales, se tuvieron que callar.
    Segundo, intentaron apelar al sentimentalismo. Mejor dicho, a los cuentos de hadas: dios hizo a Adán y a Eva. Si quisiera que los gays se casaran, hubiera hecho a Adán y a Ricardo. Nombrás la posibilidad de sexo entre Caín y Eva y les corre un escalofrío por la espalda a los naranjitas. Ah, y los dinosaurios no existieron: los puso dios para poner a prueba la fe.
    Después fueron a la tercera etapa: la discusión semántica/semiológica. Y esta fue la más graciosa de todas.
    Por último, y antes de que salgan con escopetas a cazarnos como bambis, intentaron ir con la idea de la guerra de dios y que somos el anticristo. A esta ni la refutamos porque es más estúpida que la heterosexualidad de Ricardo Fort.
    Cada tanto aparece uno que dice que con esta ley se va a extinguir la raza humana. O sea: la ley de matrimonio homosexual va a hacer que todos los tipos se hagan gays. Mejor para mí, pero lamentablemente no va a pasar.


    Venía diciendo, la discusión semántica-semiológica.
    "Matrimonio" viene de matriz, y matriz tienen las mujeres. Ajá. Pero bien que se callan cuando les decís que, siguiendo esa idea, entonces las lesbianas sí podrían contraer matrimonio. Y, además, si nos atenemos a ese razonamiento, entonces las esposas no pueden ser dueñas de nada.
    ¿Y qué van a hacer los nenes el día del padre y el día de la madre? En la escuela, los hijos de lesbianas no van a tener a quién hacerle regalitos. Qué horror.
    Y la más loca de todas: "no podés tratar igual a algo que es diferente". Por supuesto que somos todos diferentes. Algunos somos gays, otros son heterosexuales. Algunos somos de River, otros son de Boca. Algunos compran cds originales, otros bajan con el Ares. Algunos tienen el pelo lacio, otros tienen el pelo enrulado. Algunos tiene ojos grandes y otros tienen ojos chiquitos.
    Todos somos diferentes.
    Y gracias a dios por eso; me cortaría las pelotas antes de terminar igual a Vergaglio.

    La igualdad que se pide, en todo caso, es jurídica. Que si todos tenemos las mismas obligaciones como ciudadanos, tengamos todos los mismos derechos, seamos gays, vegetarianos, de Vélez o morochos. Qué hagamos o qué no hagamos abajo de las sábanas no tiene nada que ver con la igualdad civil.
    As simple as that.

    Por supuesto, siempre hay un sector retrógrado, cavernícola y sin posibilidad de pensamiento propio que piensa que esto va a traer el apocalipsis al planeta.
    Ma sí, que piensan lo que se les cante.
    Total en el 2012 se pudre todo.

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  9. Justamente, antes de ver esta excelente entrada, estaba pispeando a ver que hacian en el programa "almorzando con mirta jurasica" y, para mi sorpresa, se estaba tratando este tema con al menos 2 gays en la mesa.
    "Interesante", pense, ademas de reirme para adentro pensando en como la busqueda de ranking lleva a la hipocresia (aunque uno podria ser inocente y pensar que, quiza, mirta se siente obligada a tratar un tema que esta haciendo tanto eco en el pais por su condicion de figura publica).
    Tampoco pude evitar reirme cuando dijo la gran frase "yo adoro a los gay, tengo muchos amigos gays", no por dudar de ese hecho sino por como lo dijo.
    Porque nos cuesta tanto aceptar las diferencias puede tener muchas raices, desde la institucion escolar que impulsa la igualdad con uniformes y, a veces, rechazando o martirizando a la persona con su diferencia particular hasta una doctrina religiosa que impulsa a sus fieles a convertir a todo no perteneciente y,(por agregado de la Institucion formada por esta religion(que ironicamente se pasa por el culo las hojas del mismo libro que adoran) en caso de ser imposible, es porque son criaturas "del mal" y deben ser purificadas con el fuego divino.
    En el primer caso es la maduracion natural del humano, identificarse por lo que no es hasta que deja de sentir miedo a lo diferente y empieza a parecerle interesante, son niños.
    El problema es cuando personas ya maduras imponen lo mismo en instituciones preparadas para el aprendizaje(desde ya es ironico que le impongan a uno aprendizaje y que no pueda ir entre colegios y buscar su propia verdad). De esta forma, seguimos con pensamientos infantiles hasta edades avanzada o, a veces, incluso toda una vida.
    Como bien se ah mencionado en esta publicacion y en sus comentarios, hemos olvidado que la diferencia no es algo negativo y no atenta contra la igualdad en terminos juridicos o la "paz social".Uno incluso podria ser paranoico y decir "se nos ah hecho olvidar eso".
    Aca entra el segundo caso. Desde hace milenios se ah instaurado en el inconsciente colectivo el miedo a la diferencia con cosas como "herejia" y "barbarie" o la mas usada hoy en dia, "civilizacion".
    Como todos sabemos, mientras menos diferencias hay entre la gente menos son las variables a considerar, por lo cual se pueden aplicar "soluciones" o "controles" a estas gente mas facilmente. Pero dejemos las teorias conspiratorias para otro dia.
    Creo, en conclusion, que el problema esta en como aprendemos a ver el mundo, es decir, todo lo acostumbramos a dividir por diferencias y lo aislamos por ellas, cuando, en realidad, hay que saber apreciar esas diferencias como parte de un tono conjunto, parte de la paleta de colores del mundo, donde todos tenemos lo nuestro y somos, en la misma medida, iguales y diferentes.

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