2.4.14

In Memoriam

Todo empezó con una botella de Johnnie Walker y una plaza llena. Leopoldo quiso ser Juan y había fracasado en el intento, pero el fondo de esa botella le había revelado la solución.

Una semana más tarde, los espectadores se cubrían con el extenso manto de la soberanía nacional mientras un popular cantante pedía que no bombardearan Buenos Aires, dando en alusión a ello todas las razones por las que debían hacerlo. Los barcos volvían, después de casi dos siglos, desde las islas malditas hacia las islas gloriosas.

Leopoldo se pensó Juan. Pero esa ilusión duró poco.

73 días mas tarde lo único que volvía de Malvinas, eran 649 cajones y un mal gusto en la boca. El sueño había terminado, a pesar de que ninguno de nosotros había estado durmiendo.

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